EDITORIAL DE MODA CON LA «LUZ NATURAL PORTABLE»

Hace un tiempo comenzamos una experiencia piloto de retos de fotografía en nuestro perfil de Instagram, @think.innovafoto. Ya teníamos en mente el lanzamiento del Curso Think, y empezamos a testear cómo funcionarían este tipo de retos. La respuesta no pudo ser mejor: gracias a esto, conocimos a fotógrafos y fotógrafas creativos, con inspiración y con muchas ganas de hacer cosas interesantes.

Una de ellas fue Paloma Benito (@for.and.ever). Paloma es natural de Zaragoza y estudió fotografía en la escuela Istittuto Europeo de Design en Madrid. Sus fotografías cuidadas, su estilo limpio y su preferencia por una luz natural y envolvente nos llamaron la atención en seguida. Cuando Paloma ganó el reto planteado por Think, no dudamos en contactar con ella y proponerle un nuevo reto: queríamos que probara el Profoto A1 y que nos contara qué tal fue su experiencia, teniendo en cuenta que ella trabaja casi exclusivamente con luz natural. Hoy queríamos compartir con todos vosotros esa experiencia.

Probando el flash de estudio más pequeño del mundo, por Paloma Benito

El nuevo flash Profoto A1. De un primer vistazo, puede parecer un flash compacto como otros a los que se está acostumbrado. Sin embargo, cuando se atiende a los detalles puede verse que no se trata de un flash compacto convencional. Como fotógrafa, me especializo en moda, beauty y producto, y aunque trabajo en varias categorías diferentes siempre intento conseguir una iluminación suave, ya sea por medio de luz natural o artificial. Gracias a Think.innovafoto y a Profoto pude probar hace unos días este pequeño flash de estudio en uno de mis shootings.

La sesión

El propósito era hacer una serie de fotografías de moda de tipo editorial, utilizando prendas de una conocida marca de ropa en una localización acorde al espíritu de la misma. Decidimos tomar las fotografías en la suite del Gran Hotel de Zaragoza, por su decoración e iluminación. En gran parte de las habitaciones entraba suficiente luz natural como para no necesitar más ayuda que un reflector; sin embargo, en algunos rincones no llegaba la cantidad de luz necesaria como para disparar sin ningún tipo de ayuda. Del mismo modo, algunas fotografías se sacarían a contraluz, ya que el fondo en esos planos nos resultaba más agradable. Surgía entonces el problema de que el reflector no era suficiente para iluminar completamente a la modelo.

La iluminación

Fue en estos casos cuando sacamos el Profoto A1. Hasta entonces, mi experiencia con flashes de estudio se reducía a usos en, precisamente, estudios. En este caso debía tratar de compensar la luz ambiente con la del flash, y al mismo tiempo intentar conseguir una iluminación suave y envolvente. Siendo honesta conmigo misma, al principio pasé por una breve fase de adaptación. Teníamos poco tiempo, limitado por las horas de alquiler de la habitación, y buscábamos conseguir esa luz perfecta que encajase con el espíritu elegante y relajado de las fotografías. Tenía que parecer que la luz no procedía de una fuente artificial, ya que eso rompería la coherencia entre las diferentes fotografías de la misma serie, contando que el resto habian sido hechas con luz natural. Para ponerme la tarea más complicada (me gustan los retos), decidí no utilizar más modificadores que los que vienen con el propio flash, por lo que me olvidé de mi paraguas blanco. Quería ver si realmente con el propio flash (tan cómodo de transportar) sería suficiente para esa luz perfecta.

Reto 1 – La habitación

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Comenzamos viendo qué luz conseguíamos con el flash desnudo y dirigiéndolo a la modelo. Como esperábamos, la luz resultó más dura y, a la potencia elegida, obteníamos un fondo oscurecido. Continuamos probando las diferentes potencias, pero no conseguíamos el equilibrio deseado entre modelo y fondo, ni el tipo de luz suave que buscábamos. He de decir que me sorprendió la facilidad de uso y lo intuitiva que es la interfaz: resultaba muy fácil navegar entre las distintas opciones y cambiar la potencia era sencillo y rápido.

Tras la fase de experimentación, decidimos utilizar el difusor que viene con el A1 (se adhiere al cabezal mediante un imán) y rebotar la luz en el techo. Inmediatamente conseguimos una luz suave y global. Con ayuda del reflector levantamos levemente algunas pequeñas sombras para aportar naturalidad y enseguida nos encontramos con el resultado esperado. Es impresionante cómo la construcción del A1 (por, entre otros, su forma redondeada en vez de rectangular) consigue proyectar una luz tan natural y favorecedora.

Reto 2 – El baño

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El siguiente reto fue iluminar las escenas del baño. Se trataba de un pequeño rincón apenas iluminado, con un gran espejo que ocupaba mitad de la pared. No queríamos utilizar las luces del baño por lo que trabajamos con todo apagado. Para esta escena, buscaba un mood más íntimo y personal. Jugando con la potencia, la dirección y el rebote del flash (de nuevo con el difusor), conseguimos proyectar una luz suave hacia el rostro de la modelo mientras ésta se miraba en el espejo. Utilizando la bounce card del flash resulta más fácil dirigir la luz, tanto rebotándola (utilizando la parte blanca), como suprimiéndola (parte negra). El resultado fue una luz íntima y recogida, pero a la vez suave y agradable.

Impresiones finales

Como conclusión final, me sorprende la versatilidad de tan pequeño dispositivo. Los diferentes resultados que se pueden obtener están sujetos a la imaginación del fotógrafo, y siempre obteniendo una calidad de luz que no tiene mucho que envidiar a sus hermanos mayores. Creo haber encontrado por fin una ‘luz natural portable’ versátil, y fácil de transportar y de manejar. Sin duda, formará parte de mi equipamiento en un futuro.